CAPITULO 12
“INSOMNIO”
Una semana, tres días y diez horas habían
pasado desde que llegue a México, me encontraba en medio de la noche aun
despierto, acostado junto a este remedo de modelo juvenil bien formado que
decía ser mi primo. No sabía si eran las tres tazas de café caliente que me
había tomado antes de irme a la cama o los estrechos shorts nuevos que Alonso
había comprado ese día en la plaza.
Estaba
ahí, totalmente dormido, tapado hasta las rodillas, podía ver con todo detalle
su cuerpo de arriba abajo sin que él se percatara, me acerque a él, cerca de su
cuello, pude escuchar su respiración y ese aroma que lo identificaba, no pude
aguantar más y le di un beso, pude sentir sus labios, tiernos y húmedos,
mientras los míos se despegaban lentamente como si necesitara de ellos para
sobrevivir.
Su
pierna se movió, salte hacia mi lugar, mi corazón latía rápidamente, pero se
quedo quieto nuevamente, después de percatarme de que seguía dormido, deslice
mi mano sobre su pecho, baje sobre la línea formada por cada uno de sus cuadros
y llegue a sus shorts los cuales ya se encontraban con un bulto que buscaba un
espacio para salir de ellos y yo como buena persona lo ayude a encontrar el
camino, me preguntaba si mi primo podía sentir lo que hacía, si en cualquier
momento despertaría, de qué forma tomaría esto, pero a la vez eso me excitaba
aun mas.
Deje al descubierto su miembro ya
totalmente erecto y empecé a masajearlo de arriba abajo, podía sentirlo latir
en mis manos, bese su abdomen, escuche un pequeño sonido salir de su boca, pero
seguí haciéndolo, mi boca continuo el trabajo que mis manos hacían, suavemente
y lento para no despertarlo, después de un rato haciéndolo sentí algo salado
llegar a mi boca, al terminar limpie todo muy bien y me acosté a su lado
quedando totalmente dormido.
Al
día siguiente fui de los últimos en levantarme, ya que había pasado la noche
haciendo cosas, menos durmiendo bien, desperté solo, me bañe y baje a
desayunar, la familia se encontraba aun reunida en la mesa a medio desayuno.
—Buenos días señor — dijo mi primo Octavio.
—
Siéntate a desayunar,
no quisimos levantarte — comento mi tía mientras me serbia un vaso de jugo de
naranja.
Busque
a Alonso algo apenado por lo de la noche anterior, el me volteo a ver y realizo
esa tonta pero encantadora sonrisa torcida que me gustaba, al parecer estaba
muy tranquilo y no había sentido nada.
Más
tarde sentados en el sillón de la sala, mientras mirábamos videos musicales en
uno de estos canales juveniles con nombres raros me comento;
—ayer
tuve un sueño muy raro.
—
¿cuéntame que soñaste?
— conteste algo asustado.
—
¿Recuerdas de esta
chica que te conté, mi ex novia? Promete
que no te reirás.
—
Claro que no que pasa
con ella.
—
Estaba haciéndome un
oral — dijo algo apenado
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