CAPITULO
14
“BAJO
LAS SABANAS”
Ese día en la noche llegamos al hotel de Cancún
totalmente cansados del viaje, tío Guillermo había reservado dos recamaras en
una se quedarían él y Octavio y en la otra Alonso y yo.
Al día siguiente, después de desayunar en el
restaurante del hotel, decidimos salir a caminar un poco para conocer el lugar,
era sábado y se podía encontrar a mucha gente, que salía y entraba de diversas
tiendas, llamábamos mucho la atención, éramos cuatro, bueno, en realidad tres chicos
guapos, sin playera y yo que me sentía excluido del grupo con mi cuerpo de
adolecente anémico.
Después de un rato de caminata, Alonso me pidió
que lo acompañara a comprar un bañador, entramos a una tienda, el escogió uno y
se metió a los probadores, toma uno, me dijo, pero llevaba suficiente ropa para
pasar el viaje cómodo, además yo era más de shorts aguados. Al poco rato el
salió con uno realmente pequeño, de color negro que lo hacía lucir muy bien.
− ¿Qué tal me veo? – dijo.
−realmente sexi−pensé.
− te queda bien−conteste.
Después de haber comprado unas cuantas cosas más,
todos nos dirigimos a la playa, mi entras Octavio y Guillermo se acostaron a
tomar el sol, Alonso y yo fuimos a conocer la playa, caminamos en la orilla,
las olas del mar podían mojar mis pies, estábamos platicando de sus novias, y
de cosas del amor, aunque en ese tema yo no podía opinar mucho.
Podía ver a muchos chicos guapos, bronceados, sin
camisa que solo podía voltear a ver de reojo, de regreso, una chica se atravesó
en nuestro camino.
−hola, me llamo lupita, es qué mi amiga quiere
saber sus nombres− dijo mientras señalaba a la otra parada algo lejos de
nosotros.
Antes de que pudiera salir una palabra de mi
boca, Alonso ya había contestado que porque no le decía a su amiga que viniera
a preguntar ella misma. La chica, camino
hacia su amiga, la tomo de la mano y la llevo hasta donde estábamos
nosotros.
−ho, hola... me llamo diana− algo nerviosa−
−mucho gusto diana, soy Alonso y él es mi primo
Fernando−contesto mientras les daba la mano−
−y ¿son de aquí, o están de paseo?
−venimos desde el DF bueno yo soy de Madrid.
−enserio eres de España, genial−contesto lupita.
Platicamos un rato con las chicas y accedieron a
acompañarnos hasta donde estaban esperándonos Octavio y mi tío, ellas eran de
Cancún así que podían ir de un lugar a otro sin miedo a perderse.
Apenas llegamos y comimos algo, Guillermo saco un
balón para que jugáramos un partido de futbol, en un equipo el, tabo y lupita y
en el otro; Alonso, diana y yo, en realidad era malísimo para los deportes, en
conjunto de que los otros dos de mi equipo se la habían pasado tonteando todo
el partido, terminamos perdiendo.
Ya era algo tarde, mi primo y Guillermo se fueron
al hotel que no se encontraba muy lejos de donde estábamos, nosotros nos
quedamos viendo como el sol, con ese hermoso tono anaranjado se metía en el
horizonte. De repente vino a mi mente la vez en que había visto ocultarse el
sol junto a Raúl, recordaba sus brazos rodeándome y su cabeza recargada en mi
hombro.
−primo ¿te pasa algo?−pregunto Alonso mientras me
acariciaba el cabello.
−no te preocupes, solo estaba recordando algo.
Se levantó y se colocó a un lado de diana, no
podía alcanzar a escuchar de que platicaban, solamente me percaté de que le
había dado su número, yo me había quedado con su amiga que era realmente
molesta, empalagosa, parecía que me quisiera violar o algo por el estilo,
entonces mi primo y la chica caminaron hasta que ya no pude verlos, me quede
con lupita tratando de soportarla. Los minutos me parecían eternos, no sabía
dónde estaba Alonso, el hecho de quedarme ahí solo me aterraba, no conocía, ni
siquiera el camino de regreso al hotel.
Al poco rato aparecieron, diana se acercó a mí y
se despidió, la note algo molesta, pero no quise preguntar.
−baya Alonso, ya era hora.
−cálmate, te pareces a mi mama, regañándome−
contesto mientras me ponía su brazo alrededor del cuello.
Caminamos de regreso, llegamos, al parecer ya
estaban todos dormidos, nos bañamos y nos acostamos a ver televisión un rato
antes de dormirnos. Buscando algún buen programa, se encontró con una película
porno, me pregunto si podía dejarla a lo que conteste que sí, más tarde dijo;
−esa chica me dejo realmente, caliente, me dan
ganas de jalármela.
−pues, hazlo− conteste algo nervioso.
Bajo su short, quedándose solo con su bóxer
blanco, podía ver un gran bulto formado entre sus piernas, pero disimulaba ver
solamente la televisión, lo tomo con su mano y sobaba lentamente, pasaba su
mano sobre su abdomen, después de un rato, bajo completamente su bóxer
quedándose totalmente desnudo a mi costado, se siguió masturbando, yo no
aguantaba más y decidí acompañarlo, aunque me daba un poco de pena que me viera
desnudo. Ahí estábamos los dos, empezando a sudar, con nuestros penes
totalmente erectos, lo voltee a ver, me miro, y después me la tomo con su mano
y me la empezó a jalar, yo correspondí haciéndole lo mismo, no era la primera
vez que tenía su miembro en mis manos, pero él no lo sabía y el hecho de que
ahora lo hiciera, con el totalmente despierto me prendía aún más, sentía su
palpitar en mis manos y como gemía de placer, fui el primero en terminar, me
soltó y se acomodó para que yo pudiera continuar con él, después de unos
cuantos minutos sentí, como su liquido ya recorría mis dedos, nos quedamos
recostados un rato antes de irnos a lavar sin cruzar ni una sola palabra,
apagamos la luz y la televisión, nos
quedamos totalmente dormidos, cada uno de su lado de la cama, aunque la
sensación de querer más y de saber que tal vez lo podía conseguir no me
dejaba dormir.
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