viernes, 19 de septiembre de 2014

EL DIARIO DE FER CAPITULO 29



CAPITULO 29
“LA PRIMERA VEZ”

Faltaban unos pocos días para terminar el año escolar, el cual estuvo llenos de alegrías y grandes recuerdos, nuevos amigos y otros que se habían ido, mi viaje a México para conocer a mi familia, lo bien que me la había pasado con mi primo Alonso, el cual me hablaba por teléfono cada que podía. La noche anterior me había quedado despierto hasta tarde, estaba nervioso, pensaba en darle a mi novio lo que me había pedido desde hace tiempo, la mañana siguiente llegue tarde a la escuela, con sueño, el asiento a un lado de Raúl estaba desocupado, me quede junto a él, mientras me ponía al corriente de la clase anterior, el día era más aburrido de lo común, casi no hacíamos nada, a la hora del desayuno quedamos en ir a nadar en la tarde solo los dos, mi padre no pudo pasar por mi así que su mama me llevo a casa.


Ya en la alberca, se quitó solamente la camisa y se quedó con un short de mezclilla, yo con una camisa sport blanca y un bañador azul, después de salir del agua coloco su toalla en el pasto junto a la cascada, bajo una palmera un poco rara, chueca, con el tronco pintado, me senté a su lado,  estaba por abrazarme, no me deje, había demasiada gente y sus miradas me parecían como si tuviéramos desnudos o algo así, estaba incómodo.
No necesitaba que él me abrazara, para que me demostrara su cariño,  siempre encontraba como hacerme sentir especial, sabía que palabras decirme para sonrojarme, nos acostamos, como niños comenzamos a encontrarles figuras a las nubes que pasaban sobre nosotros, ahora no importaba nada, así era como nos olvidábamos del mundo que nos rodeaba y solo quedábamos él y yo.
−mi amor, eres la persona más importante en mi vida, no quiero olvidarte nunca, ahora más que nunca sé que eres ese alguien tan especial que tanto estaba buscando, estoy listo para dar el siguiente paso contigo−le dije mientras tomaba su mano, sin bajar la vista del cielo.
−no quiero presionarte, nunca fue mi intención, quiero que esto lo decidas porque en realidad quieres hacerlo, no porque te parezca que yo lo necesito−contesto.
−es que si lo quiero, ya lo pensé bien y estoy listo.
−esta noche mis papas no estarán en casa ¿qué tal si le pido permiso a tus papas para que te quedes con migo hoy?
−está bien, me parece una buena idea y mañana nos vamos juntos a la escuela.

−no sabía que saldríamos, pensé que estaríamos solo en tu casa y veríamos unas películas−dije mientras le daba un beso y entraba a la casa.
Eran casi las cuatro de la tarde, nos sentamos en una mesa y pedimos de comer, claro no podía faltar un vaso de cerveza helada, aunque a veces me daba miedo que alguien me cachara, algún conocido de mis padres me viera y se los contara, disfrutaba esos, aunque pocos momentos con mi novio, cuando nos olvidábamos de los prejuicios de la sociedad y éramos nosotros en realidad.
Él se dio a la tarea de llamar a mi casa, contesto mi papa, el plan parecía venirse abajo, pero Raúl tenía un encanto, ese algo que hacía que mis padres siempre terminaran cediendo ante él. Me acompaño hasta la esquina de mi casa, donde el solo tenía que caminar unas cinco cuadras más para llegar a la suya, quedamos en vernos antes de las ocho de la noche.
Faltaba una hora solamente para la cita acordada, los nervios se hacían cada vez más fuertes, una especie de cosquillas recorrían mi estómago, fui a la ducha, tome un corto baño, Salí en calzoncillos, los cuales había pasado mucho tiempo escogiendo, y probándome uno tras otro, hasta encontrar uno gris, que según yo, era el que mejor me quedaba, me puse un pantalón blanco y una camisa café, holgada y con el cuello en V, mis botines, casi me bañe de perfume, me peine, tome mi mochila y mi uniforme, baje a la sala, me despedí rápidamente de mis padres, me dieron el dinero que llevaría el día siguiente a la escuela y Salí a la calle.
Mientras caminaba a su casa, mis pies se entorpecían, los nervios me estaban matando, mis manos estaban frías y pálidas, me pare en la puerta afuera de su casa, casi temblando mis manos tocaron el timbre, a los pocos minutos, escuche un grito; −voy, espera un segundo.
Abrió, dijo algo nervioso; hola, estaba más guapo que nunca, esperaba encontrarlo en fachas pero llevaba una camisa manga larga color morada, pantalón entallado y botines cafés de cuero, Además, su pelo echado a un lado, sus ojos marrones tan lindos como siempre.


−sí, pero te prepare una sorpresa−me tomo de la mano, me llevo directamente hasta le comedor, la casa estaba llena de velas, cerca de la mesa unas en forma de corazón. Se acercó a mí, me tomo de la cintura y me dio un beso.
−este era tu sueño, que tu primera vez fuera algo que nunca olvidaras, espero y te guste todo esto que hice para ti. Alejo la silla para que yo me sentara, se paró a mi lado y dijo; −joven esta noche seré su mesero ¿desea algo para tomar?
−sí, claro−conteste sonriendo.
Me sirvió una copa del vino que estaba en la mesa y uno el, después tomo una tarjeta y me la dio; ¿qué va a pedir de cenar?
En el papel solo decía filetes de pescado al horno con papas y salsa blanca, así que conteste; un filete de pescado está bien, gracias.
Fue a la cocina y trajo dos platos, se sentó frente a mí, y comenzamos a cenar, me miro y sonrió, todo esto era tontamente tan romántico, dije; oye−volteo− te amo…


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