TEMPORADA 2
CAPITULO 4
“SORPRESA”
movimiento, así transcurrió parte de la
noche hasta que ambos nos quedamos totalmente dormidos, abrazados, con sus
brazos rodeándome por la cintura. A la mañana siguiente, nos levantamos ya
tarde, algunos aun con sueño, otros crudos, me levante de la cama y me dirigí
al baño dispuesto a tomar una ducha antes de tomar un taxi de vuelta a casa, al
salir todos estaban listos, me apresure a arreglar mis cosas y salimos del
hotel, ya en la calle compre una botella de agua bien fría para tratar de
mitigar los efectos del alcohol.
Ni yo ni Armando habíamos vuelto a
hablarnos, mucho menos a vernos a los ojos, ya en el carro de regreso, mientras
venia viendo los arboles pasar por la ventana, recargue mi cabeza sobre el
sillón, pero me encontré con su brazo, él lo quito rápidamente algo nervioso,
yo solo volteé a verlo, mientras él me sonreía.
Después de llegar y despedirnos esa fue la
última vez que pude volver a saber algo de él. Ya más tranquilo, aunque aún un
poco mareado y quemado de sol me dirigí a mi casa, abrí la puerta, mis padres
como de costumbre se encontraban sentados en la sala, me quedaron viendo, se
voltearon a ver entre ellos.
− ¿Qué pasa? ¿Murió alguien? −pregunte.
−no hijo, tenemos una sorpresa para ti –dijo mi madre.
−dios, dios díganme ya… −mientras corría a
sentarme a sus lado.
−creo que será mejor que lo veas por ti mismo
¿porque no subes a tu cuarto?
Subí corriendo las escaleras hacia mi
recamara, con la mochila casi arrastrando, esperaba que fuera una TV nueva o algo por el estilo, casi tropezaba
antes de abrir la puerta, entre, quede impactado con lo que me encontré.
Ahí estaba el parado, de espalda, en su mano
izquierda tenía una de mis botellas de perfume la cual acerco a su nariz y la
olio lentamente, como un suspiro profundo.
− ¿Alonso?
− ¡Fer!...
Camino hacia mí, tan rápido que solo me dio
tiempo de aventar mis maletas a la cama antes de que lo tuviera enfrente, me
abrazo tan fuerte que sentía quedarme sin aire.
−por dios, no me esperaba esto…
−quise que fuera una sorpresa, espero y no
estés molesto por no haberte avisado.
− ¿estás loco? Me da muchísimo gusto de que
estés aquí.
Ambos nos sentamos a la orilla de la cama,
me dijo que llevaba planeándolo por mucho tiempo, se lo había comentado a mis
tíos y ellos se contactaron con mis padres para fijar la fecha del viaje y
fueran por el al aeropuerto, era la primera vez que el visitaba España.
Esa noche los dos estuvimos encerrados en el
cuarto, platicando de todo aquello que no nos podíamos decir por teléfono,
hubiera querido que el conociera a Erick pero aún se encontraba lejos, lo
importante es que estaba aquí y podría mostrarle mi vida en España, todo
aquello que una vez le oculte y que ahora podría ver con sus propios ojos. Como
era costumbre en él, para dormir se quitó su ropa y quedo solamente con su
bóxer aguado, acostado junto a mí, hubiera querido volver a estar con él,
sentir sus labios, realmente lo deseaba, pero no podía, habíamos quedado en
comportarnos como lo que éramos primos.
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