2 TEMPORADA
CAPITULO 20
“FUE TU CULPA Y LO SABES”
Mi
despertador sonó siete en punto, me levante de la cama, abrí las ventanas
dejando que el sol y la fresca brisa de la mañana tocaran mi rostro, tome mi
ropa, me metía la baño, veinte minutos después ya listo, tenía que najar las
escaleras hacia La cocina donde mama me esperaba con el desayuno servido.
Poco
antes de las ocho, hora de entrada, ya estaba en la escuela, con la mejor de las actitudes, algo me decía que
este día seria grandioso, de las seis clases que nos tocaban, solo tuvimos
cuatro, pudimos salir a distraernos por un largo rato, en una de esas horas
libres, todos mis amigos y yo nos quedamos dentro del salón, platicando
tranquilamente.
Me sentaba en una de las esquinas, hasta el fondo,
frente a mí, paula, a mi lado, julio y seguido a él, Leonardo. Ellos estaban en
lo suyo, bromeaban, corrían de un lado a otro, se abantaban cosas, en fin se la
pasaban muy bien, cuando los miraba, sentía celos, no sabía si porque aún me
gustaba julio y talvez leo estaba logrando lo que yo no pude o porque talvez mi
mejor amigo se la pasaba mejor con el que conmigo.
Decidí
salir de ahí, me pare junto al balcón fuera del salón, casi no había nadie,
minutos después apareció julio a mi lado.
− ¿te pasa algo?−pregunto mientras ponía su brazo sobre mi espalda.
− ¿querés saber la verdad? –afirmo moviendo
la cabeza, continúe− cuando te veo, ahí divirtiéndote con leo, no sé, me
siento… raro.
− ¿celos? –contesto.
Solo
le sonreí, no era de expresar mucho mis sentimientos y cuando lo hacía me
apenaba.
−sabes, tiene mucho tiempo que no te abrazo−me dijo mientras
se ponía tras de mí y me rodeaba con sus brazos.
−julio… que haces, nos van a ver, los amigos
“normales” no hacen esto.
−tú lo has dicho, nosotros no somos amigos normales−contesto entre
risas.
Esa
tarde, algo cansado, mientras me bañaba después de llegar de clases, escuche
que mi mama grito algo que no pude comprender por el ruido de la regadera,
saque mi cabeza fuera de la puerta del baño para escuchar mejor.
− ¿Qué? –grite.
−te busca Raúl… −grito desde el piso de abajo.
Mierda,
mierda que hace aquí, pensé, quede un momento en shok pensando que hacer,
finalmente grite que subiera, lo hizo, me apresure a bañarme, para ver que
quería por ultimo me puse solamente mi pantalón. Lo encontré sentado sobre la
orilla de mi cama, los nervios se apoderaban de cada centímetro de mi cuerpo, mi
dignidad me obligaba a serle indiferente, pero mi corazón a mirarlo a sus ojos
que me decían lo mucho que me extrañaba, tanto como yo a él.
Me
pare frente a él, recargado sobre mi ropero, observándolo un rato en silencio,
para ver si tenía algo que decir. El hacía lo mismo, era una guerra de miradas
que no planeaba perder. Rompí el hielo.
−me sorprende que estés aquí.
−tiene muchísimo tiempo que no te visitaba−respondió
encogiendo los hombros.
−más de un año para ser exactos, desde que terminamos−contestaba
cortante.
−si… este… voy camino a recoger a mi hermana a la
escuela y pasaba a ver como estabas.
−pues, bien, he conocido nuevas personas, nuevos
amigos con los que puedo contar para todo−dije.
−Fer… no me merezco que me trates así…
−te mereces mucho más, creeme.
−lo siento, en realidad venía a pedirte perdón, se
que me porte como un idiota, pero ahora veo las cosas claras, todo este tiempo
me sirvió para reconocer que te quiero, que tú eres todo lo que necesito para
ser feliz.
−pero yo no te necesito a ti para ser feliz− no me importaba
el daño que pudieran llegar a causar mis palabras, el coraje y mi orgullo eran
más fuertes que yo. Un silencio incomodo se apodero de aquel pequeño cuarto,
finalmente dije;
−creo que ya está todo dicho.
−dame la oportunidad de estar a tu lado, de ser tu
amigo, quizá con el tiempo puedas llegar a perdonarme.
me
quede pensando, mirando al suelo, talvez no podía ser tan malo como para
negarle eso…
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