2 TEMPORADA
CAPITULO 19
“REMORDIMIENTOS”
Hace
más de una semana, a mi celular mi celular ha sido acosado por el número de
Raúl, los primeros días pude ignorarlos fácilmente, pero ahora, se han vuelto
más insistentes y no solo eso, poco a poco van sacando los sentimientos que
talvez nunca se atrevió a decirme a la cara.
Se hacen más grandes mis ganas de contestar esas llamadas nocturnas,
esos textos llenos de palabras que me hacen dudar si estoy haciendo las cosas
bien o en realidad cambio.
En
clase de deportes, mientras Jonathan nos había puesto a los hombres a jugar
futbol americano en pleno sol, tuve que tirar la toalla porque ya no pude más,
estas cosas nunca han sido mi fuerte, este deporte donde casi me sacan el aire
de un golpe así que decidí irme a sentar con las chicas.
−Qué Fer, ¿el mundo de los chicos no es lo tuyo?−dijo Yoli.
−ja-ja-ja… usted porque esta sentadita aquí en la
sombra, ese Jonathan cree que somos sus esclavos, mira que ponernos a jugar
bajo el sol.
−que querías Fer, esto es educación física, además tú
te quejas de todo –dijo paula.
−ahí ya, siéntate… −Yoli, mientras me jalaba del brazo a un lado suyo.
Poco
tiempo transcurrió para darme cuenta de lo que en realidad hacían sentadas
allí, no lo hacían por ver el juego si no a los chicos, no había puesto
atención pero en realidad el juego era muy sexi, verlos correr, golpearse unos
contra otros, sudando y esas cosas.
Al
faltar uno en el equipo Jonathan había tomado mi lugar, se había quitado la
camisa como mucho de los chicos, pero él era sumamente atractivo, su cuerpo ya
no era obviamente como el de los demás, él ya es un hombre, con sus fuertes
brazos y sus músculos definidos, podía quedarme todo el día viéndolo correr de
un lado a otro.
Finalmente
la clase termino, todos corrieron a las regaderas, pero como siempre yo me había
quedado sentado afuera, esperando que salieran un poco para meterme a bañar.
Quince minutos después entre, no se escuchaba ningún ruido, pero no era el
único, en una de las regaderas se encontraba mi maestro, que al verme entrar se
sorprendió.
−disculpa Fer, que pensé que ya se habían duchado
todos−mientras
se enrollaba una toalla en la cintura.
−está muy bueno…
− ¿Cómo?
−que… está muy bien, no se preocupe profe, yo espero
afuera.−dije nervioso, mientras no dejaba de mirarlo.
− ¡no! Ya termine, pasa solo me visto y me voy.
Se
paró detrás de mí, espalda contra espalda, de un lado yo me quitaba la ropa y
del otro él se la ponía. Eso me estaba calentado, no quería voltear y que se
diera cuenta de que un bulto se había formado en mi entrepierna así que tome
una toalla y me la puse en sima, me senté en frente para esperar a que se
saliera. Una vez listo, me dio la mano y se despidió de mí.
Esa
noche no pensé en más que en aquel torso desnudo, bajo el agua de la regadera, creo
que eso era algo normal, quizá a todo mundo alguna vez quizá le gusto uno de
sus maestros.
Al
día siguiente mientras desayunaba con julio e Isaac, un mensaje más callo a mi
celular: Cuanto más me harás sufrir Fer…
Me
eche a reír y dije; todo lo que sea necesario…
− ¿Qué es necesario? –pregunto Isaac.
A
lo que conteste; nada, perdón, estoy pensado en voz alta, ¿alguien me presta un
mensaje?
Pero
ninguno de ellos tenía saldo, sé que había prometido no contestarle nuca, pero
algo pasaba dentro de mi cada vez que leía un texto suyo, no sabía si era
remordimiento, odio o alguna otra cosa, decidí dejar de comportarme un minuto
como un estúpido adolecente, en eso las chicas se acercaron, rápidamente le
preste su celular a paula.
Este
ya era un gran paso, conteste y borre el mensaje, claro sin antes decirle que
respondiera a mi número. Lo cual no hizo, extrañamente el resto de ese día y el
que le siguió, mi celular se mantuvo en calma, no previniendo la tempestad que
se acercaba…
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