2ª TEMPORADA
CAPITULO 11
“DEPORTES”
Al día siguiente en clases, mientras platicaba
con paula; − ¿cuánto les das a estos?−mientras señalaba a Yoli que estaba sentada
sobre las piernas de julio.
−ah, dos semanas, mucho, hasta que un tío más
bueno pase frente a ella y se le antoje fallárselo.
−Jajaja claro y oye
¿cómo es que se llama el chico este? el nuevo, mira que igual esta algo
curioso.
−paula, por dios, que a kilómetros se le ve
la facha.
− ¿Cuáles fachas Fer?−mientras reía.
−pues, que le gustan los chicos, eso…
−y tú ¿cómo lo sabes?
Los gay tenemos un sexto sentido, para saberlo,
pero claro estaba que no le contestaría eso, pero igual, antes de que le
pudiera responder, el maestro entro al salón.
Hola chicos, yo soy Jonathan su nuevo
maestro de educación física, disculpen que me presente hasta ahora pero tuve
algunos problemas, soy de Argentina y tengo veintiséis años. Espero llevarme
muy bien con todos ustedes.
Después de presentarnos, uno por uno, el
profe nos pidió a todos que saliéramos a la cancha de basquetbol, claramente
todas las chicas comentaban lo muy bueno que estaba y no lo podía negar.
Nos colocamos en una línea y nos pidió
ponernos en parejas, busque rápidamente a julio, pero Yoli lo había ganado,
luego a paula, pero Isaac estaba con ella, ya casi todos tenían pareja, menos
el nuevo ¿nos ponemos juntos? Pregunte, a lo que el accedió. Quedamos haciendo
sentadillas mientras Jonathan regresaba de los vestidores, unos minutos después
regreso con un pans negro algo apretados, que me hicieron embobarme en él un
buen rato.
Trotamos, corrimos bajo aquel intenso sol,
ya era la última hora y rogábamos por que acabara, treinta minutos después, la
tortura llego a su fin, nos mandó a las regaderas. Era la primera vez que tenía
que bañarme con más personas a mi lado, me daba muchísima pena, así que decidí
esperar a que todos terminaran.
Al poco rato, ya duchado y limpio, tome mis
cosas, camine fuera, decidí agarrar de nuevo por las canchas, ya habían pasado
más de veinte minutos aquel lugar ya estaba vacío, no se veía ni un alma,
camine hacia el pequeño parquecito que estaba cerca del Zurbarán, cuando de repente lo vi, era mi nuevo
maestro, haciendo ejercicio, pase junto a él y me reconoció.
−Fer, que coincidencia ¿vives por aquí?
−he… no, solo pasaba, por he… −conteste nervioso,
estaba sin playera, se miraba demasiado sexi.
− ¿por aquí caminas? Pues nos veremos mucho, yo
vivo una cuadra hacia abajo, salí a correr, desde que me fui a Argentina no
hacia ejercicio.
−pues, está muy bueno… −dije.
− ¿Cómo?
−que, qué bueno, eso es muy sano, si...
−sale, te dejo, debo continuar, pero a ver qué
día, bienes a correr conmigo.
Moví la cabeza, él se dio la vuelta y se
reclino sobre unas cosas metálicas que estaban ahí, comenzó con sus lagartijas,
ya me iba, pero no pude dejar de voltear a verlo, ese pans le quedaba
divinamente perfecto, me perdí por unos minutos, antes de que se diera cuenta,
me despedí y seguí caminando.
Antes de cruzar la calle, escuche una voz
detrás de mí; ¡hey! Espérame – era Leonardo, el chico nuevo −hola, ¿vas aquí derecho? ¿Puedo caminar
contigo?
A lo que respondí que sí, después de
presentarnos formalmente, me dijo; esta bueno, el Jonathan ¿no?
− ¿Cómo? perdón…
−con el que estabas platicando, que te vi
como lo mirabas, que no te preocupes, puedes confiar en mí, soy gay, por lo que
veo igual que tú.
Era la primera vez que se lo diría a
alguien, desconfiaba, pero necesitaba hacerlo, tener alguien a quien contarle
mis cosas, sin ocultar nada, talvez este chico, podría volverse mi confidente
de ahora en adelante, además, no éramos muy distintos después de todo.
Tome aire y le dije; si, me gustan los
chicos, pero por favor, eres el único que lo sabe ¿puede quedar entre tú y yo?
Me respondió que sí, tomo el camino más
largo a su casa para poder platicar más, no solo del profe nuevo, sino de las
experiencias que ambos habíamos tenido…
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