2 TEMPORADA
“BAJO EL AGUA”
CAPITULO 28
Eran casi las dos de la tarde, el timbre del
Zurbarán estaba por sonar.
−bueno chicos, entreguen sus trabajos y podrán
ir saliendo−dijo Jonathan.
Mierda, no tenía pero ni siquiera la mitad de
mi hoja. Todos comenzaron a pararse, tomaban sus mochilas y se marchaban, paula
se acercó a preguntarme; ¿ya te vas?, pero antes de que pudiera contestarle, el
maestro dijo; pueden irse todos, menos Fernando −voltee a verlo− estas
castigado, tienes que darle treinta vueltas a la cancha, antes.
No pude alegar nada en mi defensa, yo me lo
había buscado, todos se fueron, menos julio, que se quedó acompañándome. Ya en
la cancha, comencé a correr mientras Jonathan contaba, tenía tanta rabia, debería
estar en mi casa, no bajo el sol. Minutos después llego de nuevo julio, que había
ido por algo de tomar, gracias al cielo al profe se le ocurrió dejarlo
encargado de vigilarme, como buen amigo, solo me dejo cumplir con la mitad del
castigo.
Más de media hora después de la salida habían
pasado, estaba exhausto, no podía irme lleno de sudor a casa así que le pedí a
mi amigo que me esperara mientras me bañaba.
Moría de calor, entre a los vestidores ya
vacíos, comencé a desvestirme, después de quitarme todo camine hacia las
duchas.
Gran sorpresa, no estaba solo, una vez más me
topaba a mi maestro favorito, estaba, bajo la regadera, de espaldas, totalmente
desnudo, quede paralizado por un segundo, viendo el agua recorrer su hermoso
cuerpo, volteo y me vio.
−profe perdón, perdón,.. Pensé que… no quedaba
nadie en las regaderas.
−yo también, pero si quieres puedes bañarte,
no me molesta−contesto.
Era ahora o nunca, me quite rápidamente la
ropa y la deje sobre la banca, camine hacia él y me coloque en la ducha de
alado, tenerlo cerca, completamente desnudo, con esa sensación de que en
cualquier minuto alguien podía entrar y vernos, me prendía. Esquivaba lo más
que podía verlo, pero no tardo en suceder lo inevitable, me estaba poniendo
erecto y el también.
Quedamos frente a frente, mordí mi labio, me
tomo de la cintura, arrinconándome sobre la pared, una de sus manos se deslizo
por mi pierna y la jalo hacia arriba, lo rodeaba con ella, sus labios recorrían
mi cuello, podía sentir su barba rozando mi piel, pase mi mano sobre su
espalda, subiendo, llegue a su cabello mojado y los hundí en ellos.
Sentía su humedad entre mis piernas, con la
otra mano tome con fuerza uno de sus glúteos, hacia tanto tiempo que quería
hacerlo, ahora éramos solo él y yo, juntos en las regaderas del Zurbarán, un
profesor y su alumno, haciendo lo que deseaban desde hace mucho tiempo.
Comencé
a besar su pecho, mordiendo sus pezones, echo la cabeza hacia atrás y dio un
leve gemido, me tomo de la cabeza con su mano, controlando mis movimientos, poco
a poco fue deslizándome hacia abajo, llegue a sus perfectos y marcados
abdominales, mordiéndolos uno por uno, absorbiendo
el agua que corría entre ellos, fui bajando,
más y más, sentía sus bellos rozar mi mentón. Tomo su pene y lo paso rápido
entre mis labios, dejando su sabor en ellos, era rudo, pero a la vez tierno y
delicado. Abrí la boca y lo deje entrar, apenas y podía hacerlo, nunca había
estado con alguien mayor que yo, deslice mis labios por la punta, una y otra
vez, fui hasta el fondo y el tomo el control de nuevo con su mano, dando fuertes envestidas a mi boca, dejándome sin
aliento y con los ojos llorosos. Me soltaba, dejándome tomar una bocanada de
aire para después continuar disfrutando de mi profesor.
Estaba hincado, sobre el piso, lo rodee con
mis brazos para poder tomarlo de nuevo por sus duros glúteos.
Escuche un ruido, a lo lejos, era la puerta de
los baños, seguido por un grito, era julio.
Jonathan dio un salto, golpeándome con su
rodilla justo en la nariz, salió lo más rápido de las duchas, tomo sus cosas y
se escondió detrás de los casilleros. Quede tirado sobre el piso sangrando,
cuando llego julio y me vio, corrió preocupado a auxiliarme.
− ¿estás bien? Estas sangrando ¿Qué paso?
−me resbale, no me veas, estoy desnudo, pasame
mi toalla. –moría de pena, con julio.
−Fer por dios, somos amigos, además ¿Qué
tienes tu que no tenga yo?−dijo mientras iba por ella.
Me envolví y me pare junto al lavado esperando
que la sangre dejara de salir de mi nariz.
−estaba preocupado porque ya habías tardado
mucho y vine a verte, pero como fue que te rompiste la madre Fer…
−ya te dije, me resbale.
− ¿quieres que vaya por ayuda?
−no... No…. Ya me cambio y nos vamos.
−que bien, porque necesito hablar contigo, es
sobre Raúl…
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