2 TEMPORADA
CAPITULO 27
“CLANDESTINOS”
Esa noche había sido de lo más extraña, el
beso fue algo más que un simple juego, fue
algo que yo y el habíamos estado esperando desde hace mucho tiempo, no
volví a pensar en eso, no podía darme el lujo de caer en su truco nuevamente,
ahora la felicidad de mi mejor amiga estaba de por medio.
Era jueves por la mañana, Yoli y yo nos
juntamos para trabajar en una exposición de historia en mi casa, ella había
traído su uniforme para poder tener tiempo de sobra, nos iríamos más tarde
juntos al Zurbarán. Después de terminar todos nuestros pendientes me fui a
bañar, estábamos en mi cuarto, mi amiga se acostó en la cama y prendió el
televisor mientras yo terminaba.
Me tranquilice un poco, disfrutando del agua
tibia sobre mi cuerpo, cuando escuche voces fuera, talvez era la tele, pero
pude reconocer la voz de Yoli ¿Quién más estaba en mi cuarto?
Asome la cabeza, voltearon a verme al
instante, madre mía, era Raúl, ahora salgo, dije. Me apresure, no quería dejarlos solos, por
miedo a que se dijeran algo que me comprometiera o a que Yoli le tirara los
trastos, ya no sabía, no tenía la mente clara.
−hola, que sorpresa, no esperaba que vinieras
hoy
−solo pase un rato, para platicar, pensé que
estarías solo.
Yoli se levantó, tomo sus cosas y dijo; bueno
chicos los dejo, tengo que apurarme para que no nos agarre la tarde. En cuanto
se volvió a cerrar la puerta del baño Raúl se tiró sobre mi cama, me senté a su
lado para ponerme los zapatos, su boca no paraba, hablaba de sus tantas
andanzas y aventuras, las cuales no creía en absoluto, me levante y mientras me
peinaba sacó el tema del beso, lo interrumpí de inmediato diciendo que había
sido algo sin importancia, de inmediato cambie de tema.
− ¡no puede ser!− grite.
− ¿Qué pasa?
−nada, me salió otro odioso barrito, lo odio,
desde la secundaria no me salían más.
−es que en ese tiempo te hacia bien estar
conmigo−dijo mientras se acercaba a mí.
Sabía en qué sentido lo había dicho, conteste;
talvez tienes razón, ya me encargare de buscar quien me los quite…
−si quieres me encargo yo− me dijo justo en el
oído, parado detrás de mí.
Antes de que pudiera pronunciar cualquier
palabra, la puerta del baño sonó, me aparte rápidamente, casi aventándolo a un
lado.
− ¿todo bien?−pregunto Yoli al notarme
nervioso.
Moví la cabeza.
−bueno, tengo que irme, talvez venga mañana,
sale, tenemos una plática pendiente−dijo Raúl.
Lo acompañe a la puerta, mi amiga había
quedado muy intrigada, trate de distraerla con alguna tontería. Ya en la
escuela todo transcurría de lo más normal, demasiado normal para mi vida, hasta
que llego mi clase favorita, esta vez Jonathan no nos llevaría a correr bajo el
sol, hoy la clase era teórica, aburridísima, pidió que escribiéramos sobre
nuestro deporte favorito, no tenía ninguno, era malo en casi todos, así que, me
quede haciendo el tonto dibujando en mi hoja.
Después de unos minutos, mi maestro se acercó
a mí, talvez notando mi falta de interés por su tarea. Se paró a mi costado y
pregunto;
− ¿Qué paso Fernando? Por qué no escribes.
−digamos que… no tengo nada que poner.
−tienes que entregarme ese trabajo antes de la
hora de salida, solo te recuerdo.
−profe, pero no soy bueno para ningún
deporte−rezongué.
Jonathan se acercó más a mí, podía sentir su
pene rosando mi brazo, pronto bajo sus pantalones, note su erección, nadie nos
miraba, todos prestaban atención a sus cuadernos.
−yo sé que puedes ser muy bueno para muchas
cosas…−dijo guiñándome el ojo mientras se daba la vuelta y caminaba de regreso
al pizarrón. Me había dejado, estúpidamente prendido, ¿a qué estaba jugando ese
maestro?
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