Los días seguían transcurriendo a normalidad estilo urdaneta, era difícil acoplarse, sobre todo a que él mundo dentro de ese colegio girara alrededor de los herederos.
Un día mas de clases, Miguel espera sentado en las escaleras de la recepción que la clase comience, nadie le hace caso, pareciera como si no estubiera ahí, cada vez eso de hace Mas insoportable. De pronto gritos nuevamente, ya sabe de que se trata.
Son ellos, los Cuatro herederos, se pregunta si todo es espontáneo o planean esa entrada cada mañana, esto es literal un material perfecto para cualquier programa adolescente en televisión.
Una chica se acerca, es un manojo de nervios, lleva un pastelillo en sus manos.
-Aaron hice esto para ti...
El se abstiene de contestar, sus amigos lo miran, saben que algo esta por pasar.
-fresa... Odio las fresas.
Dice final mente mientras toma él pastelillo y lo embarra sobre la cabeza de aquella joven, todos quedan sorprendidos pero Miguel mas, no puede creer que pasen este tipo de cosas en un colegio tan prestigioso, seguramente nadie se lo imagina en él mundo de afuera.
Ellos caminan juntos, en perfecta sincronía, llegan justo frente a él.
- y tu ¿quien eres? -pregunta aaron.
Tu peor pesadilla imbécil ¿quien te crees al humillar así a esa chica? Piensa Miguel.
-¿acaso eres mudo? -replica Aaron sacándolo de sus pensamientos.
-me llamo Miguel... -extiende la mano.
Ellos siguen su camino dejando lo con él brazo extendido, Alcanza a ver al chicos de los ojos lindos que al pasar junto a él refleja una sutil sonrisa.
"Mierda, mierda, mierda" repite furioso por haber se quedado callado, debió poner en su lugar a ese tipo. se acercan unas chicas, juntas, al estilo herederos y él solo puede pensar; no mas por favor.
-así que tu eres él becado... ¿es cierto que vives en una vecindad?
-si, algún problema
-No, es solo que jamas habíamos visto de cerca alguien como tu...
-Pues miren lo que quieran, no les voy a cobrar.
las clases terminaron, tiene que darse prisa si quiere llegar al trabajo a tiempo, camina unas cuantas calles para llegar a la parada de autobuses y de pronto alguien toca su hombro.
-perdon, no quería asustarte.
Es él chico de los ojos lindos.
-hola, creo que nunca me he presentado, soy noah -extiende y toma la mano de Miguel, la sensación es tan rara, se siente tan cálido, tan confortable, que parece que ese apretón de manos durara mas de lo que realmente fue.
-bien... Platicamos luego, tengo que tomar este autobús.
-Yo también
Ambos suben.
-Y cuenta me ¿que te parece tu nueva escuela?
-pues, me estoy adaptando aun, es difícil con él tal aaron y su grupo...
-¿ah si? -noah sonrie
-cierto, lo olvidaba, pero tu pareces un buen chico, hasta me caes bien...
-jajaja gracias, aaron es una buena persona, solo es un poco impulsivo...
La platica es tan amena y natural, sin silencios incómodos, es como si ya se conocieran de hace mucho tiempo, Miguel pide su parada y bajan juntos.
-y ¿vives por aquí?
-No, solamente te vi en esa parada y pensé en conocerte mas, eres muy interesante y divertido.
Miguel solo se sonroja a no poder mas, no tiene palabras para responder pareciera que su mente ha quedado en blanco.
-Bien, creó que tengo que irme -sube él brazo y truena los dedos, de la nada sale una limusina blanca ¿a caso los estuvo siguiendo todo este tiempo?
Se despide haciendo un gesto, sonriendo como siempre y se va.